Páginas

jueves, 1 de enero de 2015

Cuarta parte. Nueve. 9

Apenas habían avanzado doscientos metros, y ya se habían detenido en la siguiente curva, exhaustos. Salieron de la carretera por una abertura del guardarraíl, y se tumbaron sobre el fresco suelo. Toni había podido caminar apoyado en Bea y en Sara, pero la pérdida de sangre y el dolor estaban haciendo mella en su resistencia. No podría continuar, y Bea lo sabía. Vicky, por su parte, caminaba a su lado como una autómata, con el cadáver de Juan en brazos. Se había negado a dejarlo allí, y Bea no había tenido valor para insistir. En otras circunstancias, habría supuesto un alto riesgo transportar el cuerpo sin vida del niño, pero el disparo había sido en la cabeza, justo el único órgano sensible, aunque resultara paradójico y contradictorio, de los deambulantes, el lugar exacto que había que golpear, machacar o atravesar con un tiro para que la muerte aparente se convirtiera en definitiva.
–Vete, Bea, vete…
Bea miraba a Toni con los ojos empañados. Reconocía el valor del muchacho, su sacrificio y su entrega. Y solo hacía dos semanas que se conocían. Sabía que tenía que continuar, pero no podía abandonarlos allí, sin protección…
–No puedo dejaros aquí…
–Sí puedes. Tienes que… cumplir tu sueño… Tienes que encontrar lo que quiera que sea que haya allí… Por nosotros…
Sara le cogió la mano y se la besó. Un gesto de ternura tan sencillo nunca le había parecido a Bea tan emotivo, tan tremendamente cargado de intensidad, amor y decisión. Incluso la niña, tan temerosa hasta entonces, parecía decidida.
–Sí, Bea, vete. Tú sola llegarás enseguida. Y volverás…Yo cuidaré mientras de ellos… –Sara hizo un ademán abarcando a Toni y a Vicky, que les miraba pero parecía completamente ausente, abrazada al cuerpo de su hijo.
Toni asintió. No podían hacer otra cosa. Quedarse allí todos solo podía significar su muerte, aislados, en medio del bosque, quizá rodeados de muertos o, peor aún, vivos que querían dispararles, matarles… Si había algo que encontrar en la central nuclear, Bea lo encontraría. Y regresaría a por ellos. Estaba tan cerca… No podían renunciar ahora que lo tenía al alcance de la mano, no debía…
–Sara, presiona la herida hasta que deje de sangrar –le ordenó Bea a la niña con una tranquilidad y aplomo que estaba muy lejos de sentir. Toni respiraba agitadamente, el dolor le recorría el brazo en un camino de ida y vuelta hasta el hombro, y eso entraba en las previsiones de cualquier herido por arma de fuego, pero no le dio la impresión de que fuera a entrar en shock, y eso la tranquilizó en parte–. En cuanto vuelva, veré cómo lo arreglamos…
Bea se puso de pie, se frotó la nariz con el dorso de la mano, les miró con infinita ternura a los tres, miró después a lo lejos, y desapareció entre la espesura, atajando monte a través, con los ojos arrasados por las lágrimas.


1 comentario:

  1. Do you realize there is a 12 word sentence you can say to your partner... that will trigger deep feelings of love and instinctual appeal for you deep within his heart?

    Because deep inside these 12 words is a "secret signal" that triggers a man's instinct to love, look after and guard you with all his heart...

    ====> 12 Words That Fuel A Man's Desire Instinct

    This instinct is so built-in to a man's mind that it will drive him to try better than before to take care of you.

    Matter of fact, fueling this dominant instinct is absolutely essential to getting the best ever relationship with your man that the second you send your man a "Secret Signal"...

    ...You will immediately find him open his heart and mind for you in a way he haven't expressed before and he will distinguish you as the one and only woman in the universe who has ever truly fascinated him.

    ResponderEliminar